10
1 Ahora bien, éste soportó esta loable muerte. El tercero fue traído y exhortado por muchos a probar y salvar su vida. 2 Pero él gritó y dijo: “¿No sabéis que el padre de los que han muerto es también mi padre, y que la misma madre me dio a luz, y que fui criado de la misma manera? 3 No renuncio a la noble relación de mi parentela. 4 Ahora bien, cualquier instrumento de venganza que tengáis, aplicadlo a mi cuerpo, pues no podéis tocar mi alma, aunque queráis.” 5 Pero ellos, muy indignados por su audacia al hablar, le dislocaron las manos y los pies con máquinas de estruendo y, arrancándolos de sus órbitas, lo desmembraron. 6 Arrastraron sus dedos, sus brazos, sus piernas y sus tobillos. 7 No pudiendo estrangularlo de ninguna manera, le arrancaron la piel, junto con las puntas extremas de los dedos, y luego lo arrastraron hasta la rueda, 8 alrededor de la cual se soltaron sus articulaciones vertebrales, y vio su propia carne hecha jirones, y chorros de sangre fluyendo de sus entrañas. 9 Cuando estaba a punto de morir, dijo: 10 “Nosotros, oh tirano maldito, sufrimos esto por la educación y la virtud divinas. 11 Pero tú, por tu impiedad y derramamiento de sangre, sufrirás tormentos incesantes”.
12 Así, habiendo muerto dignamente su parentela, arrastraron al cuarto, diciendo: 13 “No compartas la locura de tu parentela, sino respeta al rey y sálvate.”
14 Pero él les dijo: “No tenéis un fuego tan abrasador como para hacerme el cobarde. 15 Por la bendita muerte de mi parentela, y el eterno castigo del tirano, y la gloriosa vida de los piadosos, no repudiaré la noble hermandad. 16 Inventa, oh tirano, torturas, para que aprendas, incluso a través de ellas, que soy hermano de los atormentados antes.”
17 Cuando hubo dicho esto, el sanguinario, asesino e impío Antíoco ordenó que le cortaran la lengua. 18 Pero él dijo: “Aunque me quiten el órgano de la palabra, Dios sigue escuchando a los silenciosos. 19 He aquí que mi lengua está extendida, córtala, pues a pesar de ello no silenciarás nuestros razonamientos. 20 De buena gana perdemos nuestros miembros en nombre de Dios. 21 Pero Dios te encontrará pronto, ya que cortaste la lengua, instrumento de la melodía divina.”
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